domingo, 31 de octubre de 2010

NACIONALISMO

Introducción
El nacionalismo parte de dos principios básicos con respecto a la relación entre la nación y el estado.

El principio de la soberanía nacional: que mantendría que la nación es la única base legítima para el estado.
El principio de nacionalidad: que mantendría que cada nación debe formar su propio estado, y que las fronteras del estado deberían coincidir con las de la nación.
El término nacionalismo se aplica tanto a una doctrina política como a los movimientos nacionalistas, las acciones colectivas de movimientos sociales y políticos tendentes a lograr las reclamaciones nacionalistas. En ocasiones también se llama nacionalismo al sentimiento de pertenencia a la nación propia, aunque la mayoría de las veces no es sólo un sentimiento, sino que tiene cierto contenido doctrinal implícito.

La historiografía también usa el término nacionalismo para referirse al periodo histórico de formación de las naciones y el surgimiento de la ideología y movimientos nacionalistas, lo que ocurrió en torno al siglo XIX, coincidiendo con las revoluciones liberales o revoluciones burguesas.

El nacionalismo ha tenido una enorme influencia en la historia mundial. En la época moderna, el Estado-Nación se ha convertido en la forma dominante de la organización de la sociedad. Los historiadores utilizan el término nacionalismo para referirse a esta transición histórica y de la aparición y predominio de la ideología nacionalista.

Formas de nacionalismo
Nacionalismo centrífugo
Es el que pretende la secesión de una parte del territorio de un Estado habitado por una población con características cuyas diferencias con la considerada mayoritaria puedan definirla como minoría nacional. En ocasiones el mismo Estado del que pretenden separarse se define a sí mismo como estado plurinacional, como fue el Imperio Austrohúngaro.

Nacionalismo centrípeto
Es el que pretende la unificación nacional de las poblaciones con características comunes que habitan en distintos estados, donde pueden ser minorías nacionales y por tanto en esos estados constituyen nacionalismos centrífugos (es el caso del nacionalismo kurdo), o bien ser estados nacionalmente homogéneos pero separados (es el caso de las unificaciones de Italia y Alemania en el siglo XIX, aunque en ambos casos el solapamiento con el Imperio Austrohúngaro complica la definición).

Nacionalismo económico o Tercera Posición
El nacionalismo económico o Tercera Posición se concentra sobre los mecanismos de dependencia económica o neocolonialismo. Sostiene la necesidad de que sectores y empresas básicas de la economía permanezcan en manos de capitales nacionales, muchas veces estatales, cuando el sector privado no está en condiciones, sin caer en la explotación materialista del liberalismo ni del marxismo.

Nacionalismo étnico-cultural
Define la nación en términos de etnicidad, basada en una realidad racial, es decir, se toma la raza como elemento fundamental de cohesión nacional. También incluye ideas de una conexión cultural entre los miembros de la nación y sus antepasados, y frecuentemente un lenguaje común. La nacionalidad es hereditaria. El Estado deriva la legitimidad política de su estatus como hogar del grupo étnico, y de su función de protección del grupo nacional y la facilitación de una vida social y cultural para el grupo. Las ideas sobre etnicidad son muy antiguas, pero el nacionalismo étnico moderno está fuertemente influido por Johann Gottfried von Herder, quien promovió el concepto de Volk, y Johann Gottlieb Fichte, habiendo sido el caso más representativo de esta doctrina el nacionalsocialismo de Alemania. .

Nacionalismo religioso
A diferencia de la concepción anterior, la mayor parte de los movimientos y regímenes fascistas de la Europa de entreguerras, entre los que puede contarse el nacionalcatolicismo del franquismo español, toman como elemento de cohesión nacional a la religión por lo que responden más a un modelo de nacionalismo religioso o fascismo clerical, como ha sido definido por Hugh Trevor-Roper.

Es la forma de nacionalismo según la que el estado deriva su legitimidad política en consecuencia de una religión común. El sionismo es un ejemplo de esto, pero buena parte de las formas de nacionalismo religioso son también en gran medida formas de nacionalismo étnico. Por ejemplo, el nacionalismo irlandés es generalmente asociado al catolicismo; el nacionalismo indio se asocia con el hinduismo, etc. El nacionalismo religioso es generalmente visto como una forma de nacionalismo étnico.

En algunos casos, sin embargo, la componente religiosa es más una etiqueta que la verdadera motivación del nacionalismo de un grupo. Por ejemplo, aunque la mayoría de los líderes nacionalistas irlandeses del último siglo fueron católicos, durante el siglo XIX, y especialmente en el siglo XVIII, muchos líderes nacionalistas fueron protestantes. Los nacionalistas irlandeses no luchan por distinciones teológicas, sino por una ideología que identifica a la isla de Irlanda con una visión particular de la cultura irlandesa, que para muchos nacionalistas incluye al catolicismo aunque no como elemento predominante. Para muchas naciones que se vieron obligadas a luchar contra las consecuencias del imperialismo de otra nación, el nacionalismo fue asociado a la búsqueda de un ideal de libertad.

Si bien el islam no se opone al nacionalismo, rechaza fuertemente el tribalismo, racismo u otra clasificación de la gente no basada en las creencias propias. Sin embargo, ciertos grupos islámicos pueden ser considerados racistas y nacionalistas (así, para algunos, no pueden considerarse verdaderos islámicos). La creación de Pakistán es un ejemplo de nacionalismo religioso de base islámica en la medida en que tomaba como nación a los musulmanes de la India. sin embargo, muchos de sus creadores -como los del Estado de Israel- eran laicos y consideraban la pertenencia a una misma tradición religiosa como elemento generador de identidad al margen de la práctica religiosa en sí. Un ejemplo similar es el de los musulmanes de Bosnia, considerados como etnia en la antigua Yugoslavia y que en su mayor parte eran no creyentes o no practicantes.

Nacionalismo romántico
(También llamado nacionalismo orgánico y nacionalismo identitario) es la forma de nacionalismo étnico según la cual el estado deriva su legitimidad política como consecuencia natural (orgánica) y expresión de la nación o la raza. Refleja los ideales del romanticismo y se opone al racionalismo. El nacionalismo romántico enfatiza una cultura étnica histórica que se conecta con el ideal romántico; el folclore se desarrolla como un concepto nacionalista romántico. Los hermanos Grimm se inspiraron en los escritos de Herder para crear una colección idealizada de historias étnicamente alemanas. El historiador Jules Michelet ejemplifica la concepción nacionalista romántica de la historiografía. En 1815 se hablaba de este nacionalismo, y fue el que se usó para las unificaciones tanto alemana como italiana.

Nacionalismo banal
Conceptualizado por Michael Billig, es la forma difusa que toma el nacionalismo en las sociedades contemporáneas, convirtiéndose en un mecanismo omnipresente de orientar las percepciones y hacer aparecer como natural la identificación entre una lengua, una cultura y una comunidad política. Ya sea en rituales colectivos como el deporte, o en detalles menores como la utilización de banderas para identificar las lenguas en las que se escriben los ingredientes de una caja de cereales, el nacionalismo banal reproduce cotidianamente los esquemas mentales del nacionalismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario