sábado, 20 de febrero de 2010

LA INDEPENDENCIA

El triunfo de la revolución liberal de Rafael de Riego en España en 1820 desencadenó en la Nueva España varios temores: por un lado, los sectores conservadores deseaban evitar la aplicación de las medidas radicales que estaban impulsando los diputados en las Cortes de Madrid; por el otro, los liberales novohispanos quisieron aprovechar el restablecimiento de la constitución liberal española de 1812 para obtener la autonomía del virreinato. Los primeros, en sus reuniones de la iglesia de la Profesa (llamada por algunos historiadores "Conspiración de la Profesa"), estaban encabezados por el canónigo Matías de Monteagudo y convencieron al Virrey Juan Ruiz de Apodaca para que designara a Iturbide comandante general del sur. Mientras tanto, los liberales planeaban que el compadre de Iturbide Juan Gómez de Navarrete, recién electo diputado a las Cortes, promoviera un Plan de Independencia en Madrid, que consistía en llamar a uno de los miembros de la familia real a México para gobernarlo. Al mismo tiempo que esto ocurriera, Iturbide debía marchar al sur con sus tropas, supuestamente para combatir al general Vicente Guerrero, uno de los pocos dirigentes independentistas que quedaban, pero también para convencerlo de unirse a un nuevo plan que conciliaba tanto los intereses y posiciones de los liberales como de los conservadores. Durante esta campaña se producirán los últimos combates entre realistas e insurgentes en México: Pedro Ascencio, segundo de Guerrero, destroza a la retaguardia de Iturbide cerca de Tlatlaya el 28 de diciembre de 1820; cinco días más tarde el propio Guerrero vence a una columna subalterna mandada por Carlos Moya cerca de Chilpancingo; y el 21 de enero de 1821 se produce una nueva escaramuza en un sitio denominado Espinazo del Diablo. Este último enfrentamiento, de escasa importancia militar, tiene significación histórica por tratarse del último combate entre independentistas y realistas.

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